¿Qué es lo contrario de frágil?
Si nos hacemos esta pregunta, podríamos contestar cosas cómo fuerte, resistente o duro. Y estaríamos equivocados. Nassim Taleb, filósofo, matemático y ensayista, utiliza esta premisa para afirmar que no existe una palabra para definir lo contrario a la fragilidad. Por ello, él mismo ha acuñado el término antifrágil.
Para Taleb, aquello frágil es lo que, ante una fuerza externa inesperada (desorden), se quiebra. Lo robusto es lo que ante estos eventos imprevisibles se mantiene intacto. Lo contrario a algo frágil, por tanto, es aquello que se beneficia del desorden, mejorando con la exposición a lo desconocido. Ésa sería la definición de la antifragilidad. Encontramos esta propiedad en la naturaleza o la evolución. Un ejemplo muy claro de ello serían nuestros músculos, cuanto más los sometemos a un determinado nivel de estrés (ejercicio), más se fortalecen.
El ensayo es un profundo análisis de dicho concepto, así como de su impacto en nuestras vidas. Desde la parte más técnica hasta sus implicaciones morales. El libro está dividido en siete partes y en cada una de ellas se exploran los diferentes aspectos de este concepto en un viaje no lineal que en muchas ocasiones puede resultar confuso, como veremos más tarde.
Conceptos principales del ensayo
- Diferencias entre fragilidad, robustez y antifragilidad: Taleb defiende las diferencias entre los tres conceptos a través de tablas con ejemplos que ilustran su idea. Una de las comparaciones a las que más recurre se basa en la mitología griega.
- La espada de Damócles, que pendía de un cabello de crin de caballo sobre su cabeza mientras disfrutaba de un banquete digno de un rey, sería el retrato de la fragilidad.
- El ave fénix, que con cada muerte renace, volviendo a su estado inicial, a pesar de las adversidades, sería un gran símil para la robustez.
- La hidra de Lerna, que ante la pérdida de una cabeza, hacía crecer dos nuevas, sería la definición de antifragilidad. La mejora ante la adversidad.
- La estrategia de la haltera: Recurriendo a la metáfora de la barra en la que atletas y gimnastas cargan discos para ejercitarse, Taleb nos recomienda la que considera mejor estrategia ante la fragilidad. Se trata de combinar actitudes extremas y opuestas, para minimizar nuestra exposición a eventos negativos y maximizar los positivos.
- Dejarse la piel: Taleb insiste en que, si no tenemos nada que perder, aumenta nuestra fragilidad. Tener algo en juego nos permite tomar mejores decisiones y reducir riesgos innecesarios.
- Vía negativa: En mi opinión, una de las ideas más valiosas del ensayo. Consiste en mejorar nuestra vida y decisiones no por la suma de factores positivos, sino por la sustracción de los negativos (errores, riesgos…).
- Un ejemplo: no hacer una dieta intentando incluir hasta el último superalimento que hemos leído en una revista de estilo de vida. Simplemente eliminar el consumo de aquellos productos que sabemos que nos perjudican.
Sobre el estilo de Taleb
La mayor crítica al autor, y con la que coincido, es la referente a su estilo personal. Derrochando arrogancia y soberbia, Taleb no duda en despotricar contra diferentes disciplinas y expertos, muchas veces mentando nombres propios. La vehemencia con la que presenta sus argumentos, tildando de ignorantes o directamente tontos a aquellos en desacuerdo o contrarios a sus ideas, hace que la obra se vea lastrada por la subjetividad del autor. En mi opinión, por mucha razón que pueda tener, la pierde con ese estilo y falta de respeto.
Un ejemplo de ello es un capítulo en el que Taleb desarrolla que (según él) la procrastinación es un factor muy positivo, que permite mejorar nuestra antifragilidad y fortalecernos ante lo desconocido al dejar que los acontecimientos sigan su curso natural, sin nosotros hacer nada por influir en ellos. Se puede estar de acuerdo o no con sus afirmaciones, en mi caso, no lo estoy en absoluto. El hecho de que degrade a cualquiera que no piense como él y haga sentir mal al lector por disentir de sus argumentos, en mi opinión, dice muy poco a favor del autor.
Repitiendo los mismos argumentos hasta la saciedad
Otro de los puntos desfavorables de este ensayo es la redundancia en sus diferentes partes. El autor alude constantemente a referencias de otros capítulos de forma caótica y desordenada, repitiendo sus mismos argumentos. Se asemeja más a una obra que busca refrendar su idea a cualquier precio que a un ensayo exponiendo dicha idea. Por otro lado, hay capítulos tan técnicos, que el propio Taleb insta al lector a no leerlos.
Creo que el autor debería haber revisado la obra para presentarla de una forma más estructurada y comprensible. Los saltos entre capítulos para completar un argumento se antojan torpes y confusos. En muchas ocasiones se recurren a los mismos argumentos o a reiterar la misma defensa de un punto de vista.
En conclusión
A pesar de que Antifrágil gira en torno a una idea interesante, la obra es difícil de leer. Si ya es frustrante la complejidad y el desorden de los capítulos, que el autor directamente insulte al lector por no estar de acuerdo con sus convicciones puede llegar a producir una gran insatisfacción tras su lectura. En mi opinión, leyendo los primeros capítulos introductorios a la idea, el lector puede hacerse una imagen completa de la misma, desechando el resto de capítulos plagados de las bravuconadas de su controvertido autor.