Reseña: «El guardián de espadas» de Cassandra Clare

<<Tiene todo lo que busco en un libro de «fantasy» George R.R. Martin.>>

Así reza la cita del célebre escritor de fantasía para adultos que engalana la portada de El guardián de espadas, el nuevo título de Cassandra Clare. La autora de literatura juvenil, conocida principalmente por su saga Cazadores de Sombras, se adentra por primera vez en el género de fantasía adulta con esta obra. El cambio de tono es palpable desde los primeros párrafos de la novela y mantiene un estilo metódico y pausado a lo largo de toda la historia.

Clare nos invita a descubrir Dannemore, su mundo de fantasía, dónde la magia está prácticamente extinta y la despiadada lucha política de los nobles es la mayor fuerza de poder. Concretamente, dentro de este enorme mundo, nos traslada a Castelana, una ciudad-estado que controla el comercio mundial y que acapara la mayor parte del poder. La historia se desarrolla a través del punto de vista de sus dos protagonistas: Kel, un huérfano que es raptado del orfanato siendo un niño para convertirse en el guardián protector del príncipe de Castelana y Lin, una joven de una comunidad de marginados (los ashkar) que, en contra de las tradiciones de su pueblo, decide estudiar para convertirse en médico.

Uno de los puntos que más llama la atención de la obra son las descripciones, de una forma metódica y detallada, casi obsesiva, Clare narra cada escena sumergiéndonos profundamente en el entorno. Explica cada cuadro en la pared, cada plato de un banquete, cada mirada entre dos adversarios. Si bien estas meticulosas explicaciones sirven para conseguir que el lector visualice a la perfección cada rincón de la ciudad y sus habitantes, detallando así cada milímetro de su mundo de fantasía (del que, cómo no, pretende hacer otra saga), va completamente en detrimento del ritmo de la narración, que en muchos casos se antoja lenta, cuando no, en ciertas partes, incluso en punto muerto.

No obstante, la construcción del mundo tiene una magnífica ejecución. A través de las intrigas del palacio, descubrimos Dannemore desde el prisma de la corte. El reparto de personajes es variopinto: desde las familias nobles de palacio hasta los reyes del crimen organizado de los bajos fondos de la ciudad. Los protagonistas en líneas generales están bien dibujados, aunque en ocasiones sus motivaciones no queden bien expresadas, o sus actos sean algo confusos. 

El principal problema que puede encontrar un lector en esta obra es que, cómo otros primeros tomos de sagas del género, el final es un punto y seguido. La novela funciona como un largo prólogo de la gran historia planeada por la autora. Se crean múltiples conflictos y se abren tramas muy interesantes, tan sólo para llegar a un final inconcluso. En mi opinión, a este respecto, creo que a la novela le ha faltado una última revisión. Hay demasiado volumen de explicaciones que no tienen una función en la historia más allá de una pura cuestión estética. La autora podría haber conseguido una trama más trepidante y mostrarnos exactamente lo mismo utilizando la mitad de la extensión. También considero que es una falta de consideración hacia el lector no cerrar una sola de las tramas abiertas a lo largo de la narración, confiando en que todo se resolverá en el próximo tomo. Obras cómo El imperio final de Brandon Sanderson o Juego de Tronos del propio George R.R. Martin también son el inicio de enormes sagas, pero aun así funcionan como una novela completa en sí misma. El guardián de espadas da la sensación de ser tan sólo un primer fascículo. Finalmente, esta falta de ritmo viene acentuada por la falta de acción. No es hasta los últimos párrafos cuando tenemos una auténtica secuencia trepidante, que más allá de resolver ningún arco argumental, crea nuevos interrogantes antes de llegar a un final abrupto.

Tampoco podemos dejar pasar las recientes acusaciones de plagio de la obra. Muchos lectores (entre los que me incluyo) notaron ciertas similitudes con la obra de V.E. Schwab, A Darker Shade of Magic. Al personaje principal (también llamado Kel) lo sacan de las calles para llevarlo a palacio a proteger al príncipe, con quien forma un vínculo inquebrantable. Si bien en mi opinión es una coincidencia, muchos críticos han cargado contra la obra con este argumento. Aunque probablemente sea una forma velada de atacar la ideología de la autora, que comentaremos a continuación.

Dannemore en general, y Castelana en particular, son escenarios con una multiculturalidad flagrante, que se ve reflejada en la descripción de cada personaje. Los idiomas que emplea, cómo el occitano, el veneciano y el hebreo para diferentes nacionalidades dentro de su mundo de ficción aportan un aire único a cada país dentro del universo de ficción. El tono progresista de Clare se ve reflejado claramente en la inclusión de personajes de distintas inclinaciones sexuales, o en el hecho de que las parejas homosexuales en la monarquía sea algo completamente normalizado. También es imposible no ver los paralelismos entre los ashkar y el pueblo judío: un pueblo sin hogar, marginado y obligado a vivir en guetos amurallados dentro de la ciudad. Si bien todos estos conceptos están incluidos en la obra, no conforman la parte central del argumento, sino un estrato de color en el trasfondo que ilumina la trama.

En conclusión, El guardián de espadas es una obra que, leída con calma y pasión por la fantasía, se puede disfrutar. Pero un lector devoralibros podría quedar un poco decepcionado por todo lo comentado anteriormente, especialmente con el ritmo, la falta de acción trepidante y el final inconcluso. Con El guardián de las espadas Cassandra Clare abre un nuevo mundo de fantasía que, bien dirigido, tiene potencial para convertirse en una fantástica saga. 

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